Está ubicado en una zona protegida de la Región Metropolitana a los 36,5 km del Santiago, Chile.
El entorno que inspira su nombre es un bosque y no cualquiera, se trata de un bosque esclerófilo, del griego sklērós “duro” y phýllon que significa “hoja”, un bosque de hojas duras. ¿Qué significa esto? Que pueden crecer en lugares con inviernos lluviosos y veranos secos, soportar cambios bruscos de temperatura y largos periodos de sequía.
Es un privilegio habitar este lugar, porque solo lo puedes encontrar en cinco lugares del mundo y nuestro país de ellos junto a Sudáfrica, California, Australia y la cuenca del Mediterráneo.
Caminamos entre Boldos, Litres, Quillayes, Molles. Sus hojas se mantienen verdes todo el año gracias a la capa que cubre sus hojas una cutícula que les ayuda a captar y conservar la humedad por más tiempo, de raíces profundas se alimentan de aguas subterráneas, reteniendo y acumulando el agua que baja de la montaña, lo que les permite mantener el bosque siempre verde, limpiando y purificando el aire y controlando la erosión de los suelos.
Una gran diversidad de flora y fauna están presentes, pequeños arbustos como el tebo, maqui, que crecen en forma silvestre, así como innumerable cantidad de insectos que favorecen la polinización, aves y pequeños animales, entre ellos: zorros, monito del monte, lagartijas, mariposa de la Oreja de zorro, caballitos, burritos, pololo verde, madre de la culebra o aves como codorniz, aguiluchos, mirlos, diucas, águilas, tencas, peucos, carpinteros, loicas, chercán, chincoles, rayadito, chunchos, torcazas, tórtolas, zorzales y picaflores entre muchas otras aves que se dejan ver.